Las maravillas de San Giorgio Maggiore: el lado místico de Venecia

Las maravillas de San Giorgio Maggiore representan la unión perfecta entre tres mundos muy diferentes pero conectados entre sí: naturaleza, fe y arquitectura. Se puede llegar en solo tres minutos en vaporetto desde la Plaza de San Marcos (línea 2 desde San Zaccaria hasta la estación de tren), por lo que esta isla es sin duda un destino que deberías incluir en tu itinerario. La atmósfera mística se percibirá en cuanto bajes del barco y te encuentres frente a la imponente iglesia de San Giorgio Maggiore, listo para descubrir los rincones más remotos de esta fascinante isla.
La historia de San Giorgio Maggiore
En el pasado, la isla de San Giorgio Maggiore era conocida como Isola dei Cipressi (Isla de los Cipreses) debido a la abundancia de estos árboles, pero con el paso del tiempo comenzó a tomar el nombre de una pequeña iglesia de madera fundada entre los siglos VIII y IX. Este lugar sagrado estaba dedicado a San Jorge, protector de la caballería militar y civil italiana, y para diferenciarla de la isla de San Giorgio in Alga, se le añadió el adjetivo «Maggiore«. Propiedad de una noble familia veneciana, en 982 la isla fue entregada a la orden benedictina por el Dux Tribuno Memmo. Tras la recuperación de los terrenos pantanosos, el Padre Giovanni Morosini decidió construir un monasterio adyacente a la pequeña iglesia, con el propósito de ser un punto de referencia para los jóvenes que deseaban emprender la vida religiosa. Gracias a las generosas donaciones de las familias aristocráticas venecianas, el monasterio creció hasta convertirse en uno de los lugares más influyentes de Europa en los ámbitos teológico y cultural. Lamentablemente, su prestigio no duró mucho tiempo, ya que con el Tratado de Campoformio en 1797, la ciudad de Venecia pasó a manos del Gobierno francés. La isla cambió drásticamente: la belleza mística de la vida benedictina desapareció y el espacio sagrado se convirtió primero en un cuartel militar y luego en un puerto franco. En 1951, el Gobierno italiano concedió los espacios de la isla al acaudalado conde Vittorio Cini, quien fundó la Fundación Giorgio Cini, dedicada a su hijo fallecido en un accidente aéreo. Un importante proyecto de restauración permitió la rehabilitación del complejo monástico, y la isla recuperó su esplendor de siglos anteriores.Hoy en día, la Fundación Giorgio Cini acoge numerosas iniciativas culturales, desde exposiciones hasta conciertos, haciendo que la vida en San Giorgio nunca se detenga.
Fe y arquitectura
Puedes comenzar tu visita en la famosa Basílica de San Giorgio Maggiore. Con este proyecto, el renombrado arquitecto Andrea Palladio diseñó la iglesia como contraparte de la Plaza de San Marcos, situada en el lado opuesto de la laguna. Utilizando piedra de Istria, Palladio creó una estructura arquitectónica inspirada en las termas romanas antiguas, rechazando soluciones simples y predecibles, logrando un resultado único. La iglesia alberga numerosas obras de arte, entre ellas:
- La Última Cena (1592-1594) de Jacopo Tintoretto
- La Virgen con el Niño y Santos (1708) de Sebastiano Ricci
- Otras pinturas de Palma el Joven, Domenico Tintoretto y Jacopo Bassano
Junto a la basílica se encuentra el refectorio, restaurado por Palladio en 1560 y abierto a los visitantes. Originalmente, la majestuosidad de este espacio estaba dada por un gran lienzo colocado en la pared del fondo de la sala: Las Bodas de Caná (1562) de Paolo Veronese. Se cree que la obra fue encargada a Veronese en relación con el proyecto arquitectónico palladiano, pero en 1797, por orden de Napoleón, la pintura fue robada y trasladada al Museo del Louvre en París. No olvides subir a la cima del campanario de San Giorgio Maggiore: en pocos segundos, un ascensor te llevará hasta la cima del campanario, desde donde podrás disfrutar de una vista panorámica de toda Venecia, e incluso podrías ver las Colinas Euganeas en la provincia de Padua.
Naturaleza y arte
A pesar de las numerosas obras de restauración realizadas en el complejo monumental de San Giorgio Maggiore, la naturaleza sigue siendo la gran protagonista. El alma verde de la isla se encuentra en sus dos claustros dentro del monasterio. El primero, el Claustro de los Laureles, fue construido durante el Renacimiento por Andrea Buora, mientras que el segundo, el Claustro Palladiano o Claustro de los Cipreses, fue terminado a finales del siglo XVII según un proyecto de Andrea Palladio. El Claustro de los Cipreses fue diseñado por uno de los arquitectos más importantes de la época, Andrea Palladio, quien revolucionó gran parte de la arquitectura de la isla. En el espacio exterior del monasterio, la naturaleza también es la protagonista con el Teatro Verde, un anfiteatro al aire libre con capacidad para 1.484 personas. Inspirado en el modelo clásico greco-romano, este anfiteatro en plein air fue construido principalmente con piedra blanca de Vicenza y decorado con arbustos de boj. Con los años, el Teatro Verde ha acogido numerosos espectáculos de las compañías teatrales más prestigiosas de Europa y, durante un tiempo, fue gestionado por la Bienal de Venecia, que organizaba en él grandes espectáculos de danza.
Cultura lúdica
La isla de San Giorgio Maggiore también alberga una biblioteca, una fuente extraordinaria de información con más de 300.000 volúmenes, todos cuidadosamente almacenados en espacios dedicados al conocimiento universal. El antiguo dormitorio de los frailes benedictinos se ha convertido en el corazón del complejo bibliotecario de la Fundación Cini: la Manica Lunga. Junto con la Biblioteca del siglo XVII, diseñada por Baldassare Longhena, constituye un lugar ideal para el estudio y la concentración. La biblioteca está abierta al público de lunes a viernes, con la posibilidad de consultar libros antiguos en un área especialmente dedicada. Si necesitas tomar aire fresco después de explorar los volúmenes antiguos, te recomendamos visitar el famoso laberinto Borges, ubicado detrás del monasterio. El Laberinto Borges fue diseñado por el arquitecto inglés Randoll Coate, en memoria del escritor argentino Jorge Luis Borges. Se trata de un laberinto construido con 3.200 árboles de boj y una única salida. A lo largo del recorrido, encontrarás numerosos objetos de inspiración borgiana que celebran la obra literaria del escritor. Un desafío que te llevará a dar un paseo de al menos un kilómetro, o mucho más, si te pierdes!
Una cita que no puedes perderte
El mejor momento para visitar la isla es al atardecer, cuando puedes admirar la vista desde la cima del campanario. Desde allí, tendrás una panorámica increíble de Venecia: la Isla de la Giudecca, la Punta della Dogana, el Gran Canal, la Plaza de San Marcos con su campanario y el Palacio Ducal, hasta los Jardines y la Isla del Lido en la distancia.